Mujer de ingle inquieta,
que no das besos sin contrato,
aunque sea verbal, por un rato,
y aunque el papiro sea tu teta.
Aparcas tus sueños en cuerpos anónimos,
y haces de tu cama un despacho,
donde follar y llorar son sinónimos,
donde el olor a fingido se empacho.
Reina del Champán en un piso barato,
princesa de la seda en la boutique del desencanto.
Arrendaste tu inocencia, hiciste un mal trato.
Y la luna llora tu estrella y...¡duele tanto!
Mujer de ingle inquieta,
llamadas <<las trotonas>> en Toledo,
donde más valía una teta
que diez versos de Quevedo.
Que entre ponte bien, y estate quieta,
el virgo un día perdiste,
y en esto te convertiste:
en Mujer de ingle inquieta.